Manuel Campo Vidal recibe la «Distinción Emilio Castelar a la eficacia comunicativa»

El pasado 13 de diciembre la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, entregó a Manuel Campo Vidal la “Distinción Emilio Castelar a la eficacia comunicativa”. El catedrático José Antonio Hernández Guerrero pronunció las siguientes palabras reflejando los motivos por los que el jurado propuso la figura del periodista:

“El Ayuntamiento de Cádiz le ha concedido la ‘Distinción Emilio Castelar a la eficacia comunicativa’, por la agudeza de sus análisis críticos, por su habilidad para transmitir información de manera directa, clara y rigurosa, y por su destreza para explicar, de forma interesante, atractiva y bella, los valores estéticos, sociales y morales.

Manuel Campo Vidal aplica con su discurso y explica con sus análisis un principio fundamental de la tarea periodística: que la comunicación es la senda que conduce al fondo oscuro del misterio de la propia conciencia, que la palabra es el instrumento imprescindible para indagar el sentido de las aspiraciones humanas, para identificar las cuestiones que inquietan a los destinatarios, para despertar su interés vital, para conectar con sus sensibilidades, para inquietar y para serenar los ánimos; para preguntar y para responder, para plantear problemas y para proponer soluciones.

El jurado ha tenido en cuenta su peculiar talento para, a partir de la práctica comunicativa, componer una teoría actual que, además de rigurosa, es útil, además de seria es clara y, además de coincidir con los grandes principios de la Retórica Clásica, es original, sugerente y estimulante.

Como él nos recuerda, gracias a los actuales medios de comunicación, vivimos en un mundo de ventanas abiertas, en un mundo que entre todos hemos deseado y contribuido a configurar, en un mundo diferente que tenemos que seguir explorando para habitarlo de una manera más solidaria y más confortable. Pero también, como él nos advierte, esta sociedad de la “hipercomunicación”, entraña el peligro de que, tras respirar todos los aires, prescindamos de los valores “exquisitos” de la clausura, de la soledad y de la reflexión, y seamos víctimas del parásito tóxico que, quizás, se esconde bajo una interesante noticia.”