La importancia de la comunicación es innegable y está presente en el día a día de todas las personas y también en momentos clave de su vida. Saber compartir con el público el pensamiento exacto puede ser una tarea mucho más complicada de lo que parece a simple vista.
Aunque a menudo identificamos la comunicación con discursos impartidos por los grandes líderes, todos nosotros comunicamos y no sólo lo hacemos a través de palabras, sino también mediante la gestualidad, la voz, la imagen y un largo etcétera. Pero, cuando uno debe ganarse a su audiencia, ¿cómo debe comunicar?
Naturalidad, honestidad y emotividad
Lo que más desea el público es una interconexión con el locutor, por ello, la naturalidad, la honestidad y la emotividad son elementos clave para ganarse a la audiencia. Daniel Rodríguez, profesor de comunicación en Next IBS y director del Instituto de Comunicación Empresarial (ICE), afirma: “Cómo comenzamos y cómo terminamos es lo más importante, sin olvidar que el resto del discurso también debe contener dosis de impacto para evitar caer en el aburrimiento”. La primera impresión es la que cala en alguien que no nos conoce. Por tanto, debemos asegurar que se lleven la imagen que queremos de nosotros y, por ende, de la marca o empresa que representamos.
Otro elemento que conecta directamente al público con el ponente, en el caso de que sea un personaje de relevancia, es compartir anécdotas. Un ejemplo es el exitoso discurso con el que Michelle Obama intentó apoyar a su marido para que continuara en la presidencia de Estados Unidos en las elecciones estadounidenses de 2012. Al compartir recuerdos de cuando eran una pareja de jóvenes enamorados movilizó a todos los allí presentes y sus palabras dieron, una vez más, la vuelta al mundo. Es un ejemplo de cómo las personas más influyentes ganan adeptos siendo humildes y empatizando con las personas que les escuchan.
El excandidato a la presidencia de EEUU y ecologista Al Gore es otro modelo a seguir en materia comunicativa. Recorriendo auditorios para sensibilizar de las consecuencias del cambio climático conmueve, con cada intervención, a quienes tienen la suerte de poder escucharle.
Enfrentarse al miedo… o aliarse con él
El miedo es el gran enemigo a la hora de enfrentarse a un auditorio y por ello no solo fijándonos en estos grandes ejemplos de éxito conseguiremos un resultado similar. Ser un buen orador conlleva mucho trabajo para saber lidiar con el temido pánico escénico. Manuel Campo Vidal, presidente de Next International Business School, asegura que la tensión no es mala y que deberíamos tenerla siempre, por mucha experiencia que tengamos a las espaldas.
Dominar el tema a tratar y ensayar lo máximo posible nos aportará tranquilidad así como visitar el sitio en el que tendrá lugar el evento para visualizar distancias y espacios. La vestimenta y el lenguaje no verbal son igual de importantes que el elemento verbal. La sonrisa y la mirada serán determinantes para acercarnos a los oyentes. El sentido el humor también puede dar juego en ciertas situaciones pero hay que saber cómo y en qué situaciones utilizarlo. En la dura época de crisis en la que nos encontramos, puede resultar incluso necesario tratar ciertos temas con una dosis de humor.
Comunicar con pasión
«Que cualquier persona aprenda de Comunicación es necesario. Es un módulo que los alumnos de la escuela Next, sea cual sea su máster, deben aprender para potenciar las demás habilidades que tengan», afirma Campo Vidal, que sentencia: «Si no comunicas bien, no vendes«.
«Deben encontrar lo que realmente les apasiona. Y esto es tan cierto respecto del trabajo como lo es respecto del amor. Si no lo han encontrado aún, sigan buscando». Esta es una de las frases por las que se recuerda a Steve Jobs en uno de sus discursos más emotivos, que tuvo lugar en 2005 durante la ceremonia de graduación en la Universidad de Stanford. Sin dudarlo, la pasión es lo que mueve el mundo y el elemento de la emoción puede llevar al público a sentirse identificado desde el primer momento.
Se necesitan excelentes comunicadores para lograr una sociedad más completa y mejor interconectada. En una ocasión Eleanor Roosevelt dijo que “el futuro pertenece a quienes creen en la belleza de los sueños”. Las jóvenes promesas del discurso, si creen en el poder de la comunicación y de la forma en que lo hacen, tendrán un paso ganado para que el mañana les pertenezca.