¿Qué es la contaminación acústica?
La contaminación acústica puede causar problemas de salud a las personas y a la fauna salvaje, tanto en tierra como en el mar. Desde el ruido del tráfico hasta los conciertos de rock, los sonidos fuertes o ineludibles pueden causar pérdida de audición, estrés y presión arterial alta. El ruido de los barcos y las actividades humanas en el océano es perjudicial para las ballenas y los delfines que dependen de la ecolocalización para sobrevivir.
El problema que genera la contaminación acústica
La contaminación acústica es un peligro invisible. No se puede ver, pero está presente, tanto en tierra como bajo el mar. Se considera contaminación acústica cualquier sonido no deseado o perturbador que afecte a la salud y el bienestar de los seres humanos y de otros seres vivos.
¿Cuál es el umbral donde el sonido comienza a ser perjudicial?
El sonido se mide en decibelios. Hay muchos sonidos en el ambiente, desde el susurro de las hojas (de 20 a 30 db) hasta un trueno (120 db) y una sirena de policía (de 120 a 140 db). Los sonidos que alcanzan los 85 db o más pueden dañar los oídos de una persona. Las fuentes de sonido que superan este umbral incluyen cosas familiares, como cortadoras de césped eléctricas (90 db), trenes subterráneos (90 a 115 db) y conciertos (110 a 120 db).
Enfermedades que puede causar la contaminación acústica
La contaminación acústica afecta a millones de personas a diario. El problema de salud más común que causa es la pérdida auditiva inducida por ruido (NIHL). La exposición a ruidos fuertes también puede causar presión arterial alta, enfermedades cardíacas, alteraciones del sueño y estrés. Estos problemas de salud pueden afectar a todos los grupos de edad, especialmente a los niños. Se ha descubierto que muchos niños que viven cerca de aeropuertos o calles ruidosas sufren estrés y otros problemas, como deficiencias en la memoria, el nivel de atención y la capacidad de lectura.
Repercusión en el medio ambiente
La contaminación acústica también afecta la salud y el bienestar del resto de seres vivos. Los estudios han demostrado que los ruidos fuertes pueden hacer que los vasos dorsales de las orugas latan más rápido y hacer que los azulejos (especie de ave) tengan menos polluelos, entre muchos otros. Los animales utilizan el sonido por diversas razones, entre ellas para orientarse, encontrar alimento, atraer parejas y evitar a los depredadores. La contaminación acústica les dificulta realizar estas tareas, lo que afecta su capacidad de supervivencia.
El aumento del ruido no sólo afecta a los animales terrestres, sino que también es un problema creciente para los que viven en el océano. Barcos, perforadoras petroleras, dispositivos de sonar y pruebas sísmicas han vuelto ruidoso y caótico el tranquilo ambiente marino. Las ballenas y los delfines se ven especialmente afectados por la contaminación acústica. Estos mamíferos marinos dependen de la ecolocalización para comunicarse, navegar, alimentarse y encontrar pareja, y el exceso de ruido interfiere con su capacidad para ecolocalizar.
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