El concepto “financiación alternativa”, hasta hace no mucho tiempo poco o nada presente en los mercados de financiación, se ha convertido en una fuente de financiación más y cuya relevancia en el mercado es creciente.
¿Qué es la financiación alternativa?
Consideramos “financiación alternativa” cualquier fuente de financiación empresarial no proporcionada por proveedores de capital tradicionales, como los bancos o los mercados de capitales más desarrollados. Los instrumentos de financiación pueden ser tanto fondos propios (equity) como deuda y la aportación de dicha financiación se puede realizar a través de mercados organizados (en España, MARF o BME Growth) o mediante contrato privado entre proveedor de los fondos (prestamista en caso de aportaciones de deuda o accionista en caso de aportaciones de equity) y empresa (prestatario).
Evolución de los mercados de financiación
Los mercados de financiación han sufrido una considerable evolución, particularmente a raíz de los devastadores efectos que la crisis financiera global de 2007 produjo en el sistema bancario global. Hasta entonces, los bancos eran prácticamente los únicos prestamistas en relevantes sectores de la economía, particularmente en el caso de pequeñas y medianas.
Fue necesario llevar a cabo un saneamiento de las entidades de crédito recapitalizando con fondos públicos las más afectadas por la crisis y endureciendo la regulación bancaria dando lugar además a una drástica reducción del número de bancos en el mercado (por fusiones entre entidades nacionales o por el cese de operaciones de entidades extranjeras).
Todo ello resultó en una reducción de la financiación disponible debido a las restrictivas políticas de riesgo de crédito que los bancos se vieron obligados a implementar, reducción que en algunos sectores fue dramática, como el de promoción inmobiliaria.
Recuperación del PIB
La recuperación del crecimiento del PIB a partir del año 2013 no se vio acompañada por un crecimiento de la inversión crediticia que cubriera las necesidades de financiación de las empresas. Ello propició la aparición de nuevos mercados de capitales y la proliferación de prestamistas no bancarios accesibles a medianas y pequeñas empresas.
Los modos de financiación alternativa
Las principales y más desarrolladas modalidades de financiación alternativa son:
- Deuda privada (Direct lending) – inversores institucionales (fondos de inversión) que proporcionan financiación directa a las empresas
- Plataformas de crowdfunding – inversores individuales prestan a empresas ya sean maduras y establecidas o de reciente creación (start-ups) mediante pequeñas aportaciones que son agregadas en plataformas que canalizan esos ahorros a las empresas demandantes de financiación
- Mercados públicos – El Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF) se constituyó en 2013 y permite a Pymes la emisión de títulos de renta.
Diferencias con la financiación tradicional
Con respecto a la deuda privada, las principales diferencias con la financiación tradicional bancaria son:
- Flexibilidad: el objetivo esencial de las estrategias de financiación de los fondos de inversión es el de asegurarse a priori que 1) financian compañías con robustos planes de negocios que aportan visibilidad en su capacidad de repago de la deuda o de refinanciarla y 2) los equipos gestores tienen experiencia y capacidad para ejecutar tales planes de negocio. Con esas dos premisas, se pueden estructurar financiaciones a la medida de cada empresa, cuidando siempre que la ecuación riesgo/retorno sea aceptable.
- Apetito al riesgo: el nivel de riesgo asumido por un fondo en una financiación puede llegar a niveles inalcanzables para los bancos. La mayor asunción de riesgo se verá además reflejada en un coste ajustado al mismo así como al instrumento de deuda correspondiente (deuda senior con garantía, deuda senior sin garantía, deuda subordinada/mezzanine, deuda participativa e incluso equity preferente)
- Agilidad: la “cadena de mando” de los fondos es muy corta lo que permite que la toma de decisiones sea muy rápida mientras que la “maquinaria interna” de los bancos es mucho más formal y procelosa.
- Restricciones regulatorias: la política de inversión de los fondos viene esencialmente determinada por sus objetivos de rentabilidad mientras que los bancos están sometidos a unas normas y una vigilancia de los reguladores que condiciona su crecimiento o el tipo de operaciones que puede financiar.
En definitiva…
Las compañías deben ampliar su perspectiva de potenciales fuentes de financiación e incluir los fondos de inversión como una más. La proliferación de prestamistas “alternativos” continuará al tiempo que es poco probable que la regulación bancaria permita a los bancos alcanzar la flexibilidad y disponibilidad de financiación que tienen los fondos de inversión.
Luis Moreno
Socio Ibero Capital Management
¿Te interesa el mundo de las finanzas? Descubre nuestro innovador Máster en Dirección Financiera.