¿Qué es el Capital Natural?
El capital natural puede definirse como las reservas mundiales de activos naturales que incluyen la geología, el petróleo, el aire, el agua y todos los seres vivos. En otras palabras, es el conjunto de recursos naturales renovables y no renovables de un ecosistema, que al ser combinados brindan beneficios a las personas.
El capital natural es de dónde las personas obtienen una amplia gama de servicios, a menudo llamados servicios ecosistémicos, que hacen posible la vida humana.
Los servicios ecosistémicos más obvios incluyen los alimentos que comemos, el agua que bebemos y los materiales vegetales que utilizamos como combustible, materiales de construcción y medicamentos. También hay muchos servicios ecosistémicos menos visibles, como la regulación del clima y las defensas naturales contra las inundaciones que proporcionan los bosques o la polinización de los cultivos por insectos. Aún menos visibles son los servicios ecosistémicos culturales, como la inspiración que obtenemos de la vida silvestre y el entorno natural.
¿Por qué el capital natural puede llegar a suponer un problema?
Con el capital financiero, cuando gastamos demasiado acumulamos deudas que, si no se controlan, pueden acabar en quiebra. Con el capital natural, cuando extraemos demasiadas reservas de nuestro entorno natural, también contraemos una deuda que debemos pagar, por ejemplo, replantando bosques talados o permitiendo que los acuíferos se repongan después de haber extraído agua. Si seguimos reduciendo las reservas de capital natural sin permitir o alentar a la naturaleza a recuperarse, corremos el riesgo de un colapso del ecosistema local, regional o incluso global.
Por lo tanto, el capital natural mal gestionado se convierte no sólo en un pasivo ecológico, sino también en un pasivo social y económico. Trabajar contra la naturaleza mediante la sobreexplotación del capital natural puede ser catastrófico no sólo en términos de pérdida de biodiversidad, sino también catastrófico para los seres humanos a medida que la productividad y la resiliencia de los ecosistemas disminuyen con el tiempo y algunas regiones se vuelven más propensas a eventos extremos como inundaciones y sequías. En última instancia, esto hace que sea más difícil para las comunidades humanas mantenerse, particularmente en ecosistemas que ya se encuentran sobreexplotados, lo que podría conducir a hambrunas, conflictos por la escasez de recursos y desplazamiento de poblaciones.
¿Es valioso el capital natural en términos financieros?
En definitiva, la naturaleza no tiene precio. Sin embargo, no carece de valor y ha habido muchos estudios que han calculado el valor del capital natural en términos financieros. Por ejemplo, los árboles de las calles de California proporcionan mil millones de dólares al año en servicios ecosistémicos, a través de la regulación atmosférica y la prevención de inundaciones, y los bosques de manglares de México proporcionan 70 mil millones de dólares anuales a la economía a través de la protección contra tormentas, el apoyo a la pesca y el ecoturismo.
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